Los senadores de Compromís, Carles Mulet y Jordi Navarrete consideran “insuficientes” las medidas que está adoptando nuestro país para reducir las cifras de alimentos que se echan a perder diariamente en el actual contexto de crisis. Anualmente se desperdician en nuestro país 7,7 millones de toneladas de alimentos (según Eurostat)
Según un informe del Ministerio de Agricultura de 2013 (basado en la encuesta del Barómetro de Confianza), el comercio mayorista de alimentos retira el 7,1% de todos los productos que llegan a sus lineales, la industria transformadora el 7,7% y los agricultores y ganaderos un 8,1%. El valor de la alimentación no vendida en España superaría los 800 millones de euros según las patronales. Cada hogar desaprovecha 76 kilos de comida al año.
Compromís reclamaba ayudas para que las ONG pudieran beneficiarse del pescado o carne no vendido para que pudiera ser transportado con todas las garantías sanitarias y pedimos al Gobierno “que actuara con campañas de concienciación de compra responsable hacia los consumidores y resto de cadena y que premie con mayores desgravaciones en el impuesto de sociedades a los negocios con mayor sensibilidad social en un momento de necesidad real y a aquellos que realicen campañas de aprovechamiento de alimentos perfectamente consumibles”.
Respuesta decepcionante
La respuesta enumera una serie de estrategias y campañas de sensibilización en hogares, restaurantes y entre consumidores, pero entendemos que son insuficientes y no han sido lo suficientemente intensas ni contundentes para conseguir una concienciación real. “Ni las organizaciones de la restauración parecen haberse enterado de la existencia de auditorías, ni de las clases formativas para promover el aprovechamiento de los productos; ni los hogares autoevalúan, ni implementan buenas prácticas que vayan más allá de su sentido común. “A pesar de esto sigue tirándose mucha comida, lo que es una verdadera lástima cuando vemos diariamente gente rebuscando en contenedores y teniendo que acudir a comedores sociales porque no encuentra comida que llevarse a la boca. Nuestros hijos no nos explican que en el colegio hayan recibido la llegada de campañas de educación y sensibilización o de que no deben tirar los bocadillos, ni cómo ni dónde se pueden descargar las guías o documentos audiovisuales de los medios electrónicos que edita el Gobierno”, señala Mulet.
Los videos de 15 segundos, concursos de cuentos o carteles entre los escolares o en puntos de venta de Madrid nos parecen buenas propuestas de partida, pero las cifras de 20.000 escolares de primaria y de 20.000 de la ESO “son claramente insuficientes para el conjunto del país”.