La subida de aproximadamente un 15 por ciento del sueldo de la secretaria personal del presidente de la Diputación alicantina, César Sánchez, aprobada hoy en Comisión de Hacienda, es una muestra más de la incoherencia del Partido Popular, que recientemente votó en las Cortes en contra del acuerdo para el equilibro salarial de los altos cargos de la Generalitat. Compromís critica el doble rasero del PP respecto a los trabajadores de la administración, una contradicción que se suma al trato que dispensa también a los empresarios: en Valencia critican al “empresariado subvencionado”, mientras César Sánchez riega con siete millones de euros a entidades empresariales en los presupuestos del 2018.
La secretaria de César Sánchez pasarà a ganar 6.000 euros más que al inicio de legislatura, llegando a los 45.844 euros. La coalición critica el contraste que ofrece el Partido Popular entre Valencia y Alicante, una incoherencia que muestra cómo cuando son los populares los que reparten el presupuesto sí que son permisibles determinadas relaciones y subidas de sueldo.
El Partido Popular no contempla que una parte determinada del empresariado valenciano proteste contra Madrid por la infrafinanciación injusta del País Valencià como pudo comprobarse cuando la presidenta del partido, Isabel Bonig, cargó contra la Confederación Empresarial Valenciana (CEV) por su presencia en la manifestación del pasado 18N e intento que los presupuestos autonómicos no contemplaran subvenciones a la CEV. Entretanto, en la Diputación de Alicante, los nuevos presupuestos prevén otorgar una subvención nominal a organizaciones y patronales como, por ejemplo, la Federación de Obras Públicas y Auxiliares (FOPA) de 38.000 euros. (Adjuntamos tabla).
Compromís censura esta incoherencia, más basada en una actitud de venganza y cortoplacismo político contra el empresariado que el PP siente como ajeno. Es una mala señal para la Comunidad Valenciana que uno de sus principales partidos opte por enfrentarse a todo aquello que no sea una iniciativa liderada por ellos mismos. Más cuando durante su gestión a lo largo de 20 años las patronales valencianas vivieron una deriva que las llevó casi prácticamente a la desaparición.