La Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural ha iniciado el proceso para regular el compostaje comunitario, es decir, el que realiza un colectivo o comunidad con el correspondiente grado de participación ciudadana. De este modo se afronta uno de los compromisos de la conselleria acordados en el pasado Seminario de Invierno en Sagunt. Se puede acceder al proyecto, en trámite de consulta pública previa, haciendo click en este enlace.
La nueva orden dota de un régimen legal que proporcione seguridad jurídica a los sistemas de compostaje comunitario, para facilitar su instalación y gestión. La norma define las condiciones técnicas y ambientales aplicables a las instalaciones de compostaje comunitario de residuos orgánicos con el fin de promover su práctica y mitigar sus impactos ambientales.
Con esta orden se regulará el fomento del compostaje comunitario en centros educativos, centros cívicos y otras comunidades, etc., como forma de gestión de la fracción orgánica biodegradable para su posterior aplicación a los suelos agrarios. La fracción orgánica incluye restos de alimentos, de plantas, flores y poda, así como servilletas o pañuelos de papel.
Se pretende generar un entorno propicio para la mejora continua en la gestión de residuos, desarrollando iniciativas de prevención en la generación de residuos que promuevan la reutilización y compostaje de alta calidad, entre otras medidas, que forman parte de la actualización del Plan Integral de Residuos (PIRCV). En este contexto, forma parte de los compromisos del Acuerdo del Botánico para avanzar hacia una economía circular mejorando la gestión y tratamiento de residuos.
Asimismo, el PIRCV, de acuerdo con el nuevo PEMAR (Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos), establece el compostaje comunitario como una medida de prevención en la generación de residuos, capaz de generar actividad económica de proximidad en las comunidades donde se implante, así como minimizar las cantidades de residuos producidas, pasando a través de esta iniciativa, a gestionarse la fracción orgánica como un recurso y no como un residuo, en línea con la nueva estrategia de economía circular de la Unión Europea.