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La diputada de Compromís en las Corts, Cristina Rodríguez, ha presentado una proposición no de ley (pnl) para instar al Consell a establecer una moratoria de las actividades para la utilización confinada y liberación voluntaria de organismos modificados genéticamente, conocidos como organismos transgénicos, en la agricultura, la alimentación y el medio ambiente.<

Según Rodríguez, “los transgénicos son entidades biológicas con una composición genética alterada mediante técnicas de ingeniería genética. Con la pretensión de garantizar la producción y alcance de alimentos en todo el mundo, algunas agroindustrias justifican la investigación y la utilización de los transgénicos en la producción de alimentos. Pero la realidad es que no han demostrado ser más productivos, y numerosas investigaciones ponen de manifiesto los riesgos medioambientales y para la salud humana, además de efectos socioeconómicos negativos que derivan de su utilización”.

“En el País Valenciano la única normativa sobre transgénicos es el Decreto 69/2006, de 19 de mayo, del Consell, por el cual se crea el Comité Valenciano de Control de Organismos Modificados Genéticamente. Sin embargo, dentro del territorio valenciano hay que destacar la escasa implantación e irregular evolución de cultivos transgénicos. Así, en 2015, la superficie cultivada con transgénicos fue de 256 hectáreas, que suponen el 0,24% de la superficie total de variedades transgénicas cultivadas en el Estado español, según datos del Ministerio de Agricultura”, ha explicado.

Por otro lado, “los cultivos transgénicos comerciales autorizados actualmente en el Estado español y en el País Valenciano se refieren todos a maíz con la modificación genética MI810, y son variedades productoras de toxinas Bt de acción contra lepidópteros. Las probabilidades de que aparezcan resistencias de las plagas aumentan considerablemente con esta técnica de transgenia. Una revisión realizada sobre datos recogidos en 2010 pone de manifiesto que al menos cinco de las trece plagas con cultivos transgénicos Bt se han hecho resistentes a la toxina insecticida”.

“En el País Valenciano hay 30 variedades tradicionales de maíz amenazadas por los cultivos transgénicos. En este sentido, las variedades de maíz cultivadas tradicionalmente tendrían que ser protegidas por su valor añadido de adaptación y resistencia al medio, por su valor cultural, por sus propiedades organolépticas particulares, para ser auto-reproducibles y para no estar sujetas a derechos de propiedad industrial. Y en la medida que las variedades tradicionales quedan contaminadas por genes de producción de insecticida, o si llegaran a ser autorizados, por genes de tolerancia a herbicidas, se perderá el patrimonio genético que nuestra sociedad ha heredado de las comunidades campesinas y que es clave para la sostenibilidad de la agricultura y la alimentación”.

“Pero hay que destacar que la Conselleria de Agricultura, Medio ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, está apostando por un nuevo modelo de producción agraria sostenible como es la agricultura ecológica. Con la elaboración del Primer Plan Valenciano de Producción Ecológica (2016), el Consell deja clara su intención de iniciar el tránsito hacia un nuevo modelo de producción agrícola. Encontramos que el modelo ecológico de la agricultura es una tendencia que se está produciendo tanto a nivel estatal como mundial al haber constatado los graves perjuicios del actual modelo, en cuanto a la salud pública y la contaminación ambiental, así como en la sostenibilidad de los propios agrosistemas”, ha concluido la diputada Cristina Rodríguez.